por Dra. Siman Menem (*)
Los sólidos o líquidos que ingerimos impactan en nuestro cuerpo y en las emociones con reacciones diversas. Nuestro nacimiento marca la oralidad que nos enseña a calmar el hambre y nos acerca al placer materno. La comida tranquiliza, comer es socializar, comer es un acto de disfrute.
El hambre es la señal orgánica que en el hipotálamo (glándula del cerebro) estimula el centro del hambre y de la saciedad llevándonos el estimulo a comer diferentes alimentos. La dopamina (neurotrasmisor) u hormona del placer y la recompensa también actúa, junto con endorfinas y otros factores .
También debemos tener en cuenta que el intestino en sus distintas porciones absorbe alimentos que pueden ser beneficiosos o tóxicos . El hombre es el único ser vivo que come por otras razones que no sean alimentarse, como por ejemplo: aburrimiento, ansiedad, angustia,alegría, enojos (causa frecuente de fracaso en las dietas) a veces llenan un vacío emocional.
La comida tiene según su composición química un componente adictivo. Algunos ejemplos son: azúcar, harina, alcohol, chocolate... El hambre emocional es repentino y se suele asociar a la culpa; optando generalmente por alimentos hipercalóricos.
Es sabido que nuestros pensamientos negativos o positivos influyen en nuestros actos cotidianos y que los hábitos alimentarios pueden ser modificados. En mi opinión, lo ideal es quitarse la idea de lo prohibido e incorporar lo permitido con una planificación y repetición para crear nuevos hábitos tanto en la alimentación como en el gasto energético o actividad física.
¿Es fácil? No. Es cuestión de conocer cómo hacerlo a través de la ayuda profesional que adaptará a cada individuo la dieta y la actividad necesaria, ya que no hablo solamente de bajar de peso sino de alimentarnos saludablemente debiendo sumarle el ingrediente más importante que es nuestro segundo cerebro.
Si tengo pensamientos positivos, hago acciones que ayuden a cumplir las metas y tengo en claro cuál es el objetivo será fácil y posible. Teniendo equilibrado bienestar emocional será mas fácil lograr estas premisas. ¿Pero cómo conseguirlo?
Sabemos que el hombre es el único ser que puede planificar un futuro a partir del pasado y sus conocimientos. Y esto influirá en cómo nos alimentemos. Por otra parte si como saludablemente pero vivo en constante estrés o apurado sin prestar atención y mirar mi comida porque estoy haciendo otras tareas o distraído, se liberan sustancias que interactúan en el proceso digestivo.
Nada de lo que expuse es nuevo. Sin embargo no somos capaces de cambiar nuestra conducta. Por eso sugiero la consulta con un especialista, para planificar tu objetivo y aprender que tu alimentación, tus horas de sueño, los líquidos y cualquier alimento impactan en tus emociones y viceversa. Marcate metas cortas y claras, tratando de repetir y mantener esa conducta creando un nuevo hábito.
La Ocitocina, Serotonina, Dopamina, otras Hormonas y Endorfinas juegan un papel importante en nuestras emociones y con ello cambiamos nuestras acciones que nos llevan a alimentarnos de tal o cual manera .
Si planificás tu alimentación verás los cambios en tu cuerpo y en tu mente. No te olvides que el sueño es el primer alimento y que es fundamental beber líquidos como el agua. Tampoco de elegir el mejor menú no prohibitivo sino elegir permitidos que te lleven a disfrutar del acto de comer mientras incorporás nutrientes variados. No digo que sea rápido ni fácil, pero SI ES POSIBLE .
(*) Endocrinóloga. M.N. Nº 83933.