por InfoSaludSantaFe
Cuarenta de cada cien partos son por cesárea en América Latina, según las cifras de la Organización Panamericana de la Salud (OPS). El porcentaje casi cuadriplica el ideal de entre diez y quince de cada cien considerado por expertos de todo el mundo y la Organización Mundial de la Salud (OPS). Además el número de cesáreas podría ser mayor ya que en muchos casos no se tiene en cuenta las que se realizan en el sector privado.
La cesárea es una de las operaciones quirúrgicas más frecuentes del mundo, con tasas que siguen subiendo, en particular en los países de ingresos medios y altos. Aunque puede salvar vidas, la cesárea a menudo se realiza sin necesidad médica, poniendo a las mujeres y a sus bebés en riesgo de problemas de salud a corto y a largo plazo. Una nueva declaración de la OMS recalca la importancia de enfocarse en las necesidades de cada paciente y desalienta centrar la atención en intentar alcanzar una tasa determinada.
La cesárea puede ser necesaria cuando el parto vaginal entrañe un riesgo para la madre o el bebé, por ejemplo debido a trabajo de parto prolongado, sufrimiento fetal o porque el bebé está en una posición anormal. Pero hay nuevos estudios que revelan que cuándo la tasa de cesárea se acerca al 10% a nivel de población, disminuye el número de defunciones maternas y de los recién nacidos. En cambio, cuando la frecuencia va por encima del 10%, no hay indicios de que mejoran las tasas de mortalidad.
Ley de Parto Humanizado
Concebir los embarazos y nacimientos como procesos naturales implica un cambio de paradigma profesional y social. Hoy en día, las intervenciones de rutina y la medicalización del parto nos alejan cada vez más de lo natural, convirtiendo, muchas veces, en violentas acciones que deberían ser para asistir y colaborar con la mamá.
Actualmente, en la Argentina, la Ley de Parto Humanizado se plantea como una herramienta legal en contra de estas prácticas que, sin embargo, siguen ocurriendo.
Los conceptos de un parto respetado- humanizado en general, y de esta ley en particular, promueven que se respete a la familia en sus particularidades (raza, religión, nacionalidad), y que se la acompañe en la toma de decisiones seguras e informadas.
En este sentido, la madre tiene derecho a:
-un parto respetuoso de los tiempos biológico y psicológico, evitando prácticas invasivas y suministro de medicación que no estén justificados.
-ser informada sobre las distintas intervenciones médicas que pueden tener lugar durante el parto y postparto y participar activamente en las decisiones acerca de las distintas alternativas que existen. En este sentido, la futura mamá podrá elegir el lugar y la forma en la que va a transitar el trabajo de parto y la vía de nacimiento. El equipo de salud y la institución deberán respetar tal decisión, en tanto no comprometa la salud de madre e hijo.
-ser considerada como persona sana, de modo que se facilite su participación como protagonista de su propio parto.
-estar acompañada por una persona de su confianza y elección durante el trabajo de parto, parto y postparto, cualquiera sea la vía de parto (vaginal o cesárea).
-tener a su lado a su hijo durante la permanencia en el establecimiento sanitario, siempre que el recién nacido no requiera de cuidados especiales.
-ser informada, desde el embarazo, sobre los beneficios de la lactancia materna y recibir apoyo para amamantar.