por Dr. Miguel Hominal (*)
La promoción y difusión de la actividad física ha logrado que la comunidad se incline a la práctica del ejercicio y los deportes de manera creciente. Durante el desarrollo de la actividad física se genera un aumento del trabajo cardíaco, reflejado en la frecuencia cardíaca, la presión arterial, etcétera. Esto conlleva a un aumento de adrenalina (las catecolaminas circulantes), lo cual, en personas predispuestas, puede ser disparador de arritmias.
Es por ello que la práctica deportiva podría aumentar el riesgo de muerte súbita en jóvenes y adultos al actuar como disparador de una cardiopatía subyacente no conocida (o hasta el momento asintomática).
La realización de un examen clínico a cargo de un cardiólogo y de exámenes complementarios básicos tienen como finalidad la detección de enfermedades cardiovasculares que incrementen el riesgo de sufrir muerte súbita durante la práctica del ejercicio o que puedan agravarse con el mismo, tales como la enfermedad coronaria, la miocardiopatía hipertrófica, entre otras.
Las recomendaciones difieren según las distintas sociedades científicas, aunque los expertos sugieren la realización de un interrogatorio minucioso, un electrocardiograma, una prueba ergométrica y un ecocardiograma.
Si bien los exámenes propuestos no deberían ser un obstáculo para que las personas realicen actividad física, resulta necesario enfatizar que la adopción de medidas de prevención deberían tenerse en cuenta.
En la actualidad algunos centros cuentan con programas o módulos de evaluación cardiovascular precompetitiva, diseñados para la realización de dichas pruebas con mayor rapidez y comodidad para el paciente.
(*) Cardiología Clínica. M.P. 7.581