por Dra. María Verónica Andrade (*)
El hábito de fumar perjudica a casi todos los órganos del cuerpo. Ha sido definitivamente vinculado a las cataratas, a la neumonía y ocasiona la tercera parte de las muertes relacionadas con cualquier tipo de cáncer. El de pulmón, encabeza la lista.
Además del cáncer, el uso de cigarrillos causa enfermedades pulmonares como la bronquitis crónica y el enfisema; también se sabe que empeora los síntomas del asma en adultos y niños. Más del 90 por ciento de todas las muertes por enfermedades de obstrucción pulmonar crónica son atribuibles al hábito de fumar. Por otra parte aparecen las enfermedades cardiovasculares: infarto, insuficiencia cardíaca, accidente cerebrovascular y aneurisma de aorta, que también son producidas por el tabaco y la nicotina.
El cigarrillo y las mujeres
¿Sabías que las mujeres que fuman tienen 3 veces más probabilidades de ser estériles que las que no fuman? El tabaco puede provocar alteraciones menstruales y llevar a una menopausia temprana de 1.5 a 2 años antes que en las no fumadoras.
En el caso de las embarazadas las sustancias tóxicas del cigarrillo atraviesan la barrera placentaria produciendo efectos en el desarrollo del bebé y los recién nacidos de madre fumadora presentan con mayor frecuencia muerte súbita, y son más susceptibles a bronquiolitis, asma y neumonía.
En conclusión: fumar causa grandes daños a la salud del fumador y de aquel que convive con uno, y no existe una cantidad segura de cigarrillos. Fumar poco no nos protege de los daños del tabaco.
Está claro que nunca es tarde para aquel que quiere dejar de fumar. Instemos por una vida libre de humo.
(*) Especialista en Pediatría y Cardiología Infantil.